Musas... y "Musos"
Siempre me he preguntado
cuando escribo, si otros escritores, especialmente
mujeres, tienen una musa o un muso. Si se imaginan a sus personajes o si esas
personas existen.
En tal caso de que sean reales
¿son personas famosas? ¿Son personas conocidas? ¿Tienen las características o
la personalidad de alguien conocido? ¿O así se imaginan que sería la
personalidad de su “musa”?
Yo debo confesar que si tuve
mis musas. Las historias escritas en Café y Martinis no son reales, para nada
(aunque me hubiese fascinado en algunos casos que lo fueran) pero muchos
personajes no solo existen, sino que son muy cercanas. No estoy diciendo que las
plasmé exactamente porque no es una biografía, solamente capté la esencia, lo
que más caracteriza a cada una de las protagonistas, desde mi punto de vista.
Ellas son mis amigas. Mis musas.
También tuve mi muso, debo
aceptarlo. Aunque me encantaría conocerlo (inserte risa de adolescente nerviosa
aquí) no está en mi circulo cercano, ni siquiera en el lejano. Pero es un actor
que cuando lo vi me dije: Él tiene que ser el protagonista de una historia que escrita
por ti Helena.
Cuando comencé a escribir Café
y Martinis, no lo comencé desde el principio, de hecho, la primera escena que
escribí está casi a la mitad. Luego ocurrió que mi protagonista hizo lo que le
dio la gana y todo cambió (de la voluntad propia de los protagonistas hablaré
en otra entrada). Un día simplemente me
senté a escribir y salió esta bella escena, pero al analizarla me di cuenta que
no podía ser este el principio de un libro. Entonces empecé a escribir, hacia
atrás y hacia adelante en torno a la escena.
Pero no me quiero desviar del
tema, los personajes. Para esta escena me imagine a un hombre súper apuesto (no
tenía rostro pero si facciones y características, el color de su cabello, color
de piel, su nariz, su boca, sus ojos, su altura) imaginé a un hombre que para
mi gusto muy personal es una de los
prototipos perfectos. Y me imaginé a esta mujer que aunque no extremadamente
bella, tenía un atractivo y una magnetismo especial (debe ser porque creo que
una mujer no tiene que ser hermosísima para ser atractiva).
Todo era perfecto, la
ambientación, la situación, ellos… hasta que cobraron vida e hicieron lo que les
dio la gana. De la nada apareció este otro personaje (el que les conté arriba
que era el actor que tenía que ser un personaje de una novela mía) y entonces
se robó el show. La escena quedó tal cual la imaginé pero la historia cambió
por completo.
Cierto día me senté con mi
amiga “Agatha” en el libro (ella existe y es una de mis mejores amigas) y nos
sentamos a buscar personas, actores, gente de la realeza, gente famosa, que se
adaptaran a nuestros personajes. Ella empezaba su libro también y tenía
perfectamente claro quién era su musa y su muso. Yo solo tenía este muso que
salió de una seria de TV a la que soy fanática.
Luego ideamos estos “scrapsbooks”
donde cada una pegó en el suyo sus musas o las personas más parecidas a ellas.
Yo quedé ENAMORADA de mi “casting”. Aquí les muestro mi scrapbook. No se vayan
a burlar.
No sé si ustedes cuando
escriben tienen este ritual, pero es algo sumamente divertido. Es como un aire
fresco que te hace reír cada vez que pienses que esas personas que tu plasmaste
en letras, se encuentran en fotografías y existes y ¿por qué no? Son los potenciales
actores de tu libro.
Intenten ponerle rostros
reales a sus personajes y verán lo divertido que es.
Un abrazo
Nos leemos pronto
No se burlen!!!
Es un excelente consejo para poner en práctica. Siempre lo hago... hasta con los personajes de los libros que leo. El scrapbook de mi primera novela parece un album de fotos!
ResponderEliminar¡Amé tu publicación!
ResponderEliminarSabía que mi idea de hacer cortes de revista para darle un rostro verdadero a mis personajes no era una original, y que alguien en el mundo debió hacerlo también, pero no imaginé encontrar a alguien tan rápido. El que mis protagonistas tengan un rostro, hace más real cada escena en mi mente. Me encantan tus publicaciones,espero leer pronto Café y Martinis. Besos*
A•
Gracias Antonieta! A mi personalmente me encanta ponerles rostros a todos los personajes, no solo los míos por esa misma razón. Creo que todo es más real. Muchísimas gracias por tu comentario, quizá muy pronto hayan buenas noticias y puedas leer Café y Martinis. Un abrazo
ResponderEliminarUna manera de darle pizca de sentimiento adolecente al proceso creativo. Me encanta
ResponderEliminarDicen que uno no debe perder al niño interno, tampoco hay que perder al adolescente interno jajaja
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