Los personajes también son personas


Cuando una de mis mejores amigas había terminado su libro, su correctora le señaló que hacía falta humanizar a los personajes.

Una tarde fuimos a tomar café y ella me miró con sus ojos negros, abiertos como platos y me pregunto: Helena ¿Qué significa humanizar a los personajes? Mis personajes, aman, sufren, ríen. ¿Cómo se pueden humanizar más?

En mi rostro se puso un gran símbolo de interrogación. A mí nunca me habían hecho ese comentario, así asumí que mis personajes eran lo suficientemente “humanos”.

Volví a leer su libro y nos dimos cuenta lo que le sucedía, porque faltaba “humanizarlos”. Sin dudas sus personajes amaban, odiaban, reían y sufrían. Pero ¿Cuándo comían? ¿Cuándo dormían? ¿Alguna vez le dolía la cabeza o el vientre? ¿Alguna vez tenían pereza de hacer la cama o cocinar?

Descubrimos que eso era “humanizar” un personaje.

Cuando escribes, es importante colocar esos pequeños toques de cotidianidad a ellos. Es como llevar lo macro (el amor, la tristeza, la depresión, la felicidad) a lo micro (las mariposas en el estomago, el recuerdo de una canción, la pereza de no querer levantarte de la cama, las ganas de reír).

La humanización es como el personaje demuestra y exterioriza un sentimiento o una emoción, es la manera más directa de conectar al lector con ese personaje. Es hacer que se identifique con sus sentimientos, emociones y/o reacciones. Cuando un lector, ríe o llora, cuando se molesta o se alegra con una lectura es porque se está conectando directamente desde la emoción.

No es lo mismo que un personaje diga: “Ana se alegró cuando vio a su amado” que “Ana, al ver a su amado, sintió mariposas en el estómago y toda su piel se erizó”. Sabemos que Ana es humana, porque al ver a su amado sintió cosas que siente una persona.

Para mí, mientras más simple y cotidiana sea la acción, más me identifico. “María estaba de muy mal humor porque  “esos días" "se acercaban”, “Juan no se quiso levantar temprano, porque era domingo” o “Definitivamente comerse un frasco de Nutella no había sido muy buena idea”. Tomar una taza de café. Saborear un helado. Llorar de la emoción por una película o una canción. Esos toquecitos de cotidianidad es lo que hace que nos identifiquemos con nuestros personajes.

Con esto no quiero decir que al escribir hagas un diario detallado de las actividades del personaje. A nadie le interesa cuando va al baño o si se cepilla todos los días los dientes. Además de aburrir estas dando información extra que no viene al caso.

Como todo en la vida, todos los extremos son malos.

Tiene que existir un equilibrio entre las emociones, las acciones y la cotidianidad.

Solo describe lo necesario para saber que tu personaje es una persona.


La Alegría, la tristeza, la rabia son emociones humanas 
Un abrazo
Nos leemos la próxima semana
Twitter: @HMH_Escritora
www.helenamoranhayes.com
www.facebook.com/HelenaMoranHayes

Comentarios

  1. Hola Helena

    Qué razón tienes, estoy de acuerdo contigo, y, hoy me has señalado un detalle que quizá tampoco suelo tener mucho en cuenta, humanizar a los personajes, y cierto, los detalles cotidianos atraen mucho a la hora de enfrascarse en la lectura de un libro. Me alegro mucho haber encontrado tu blog, llevo un ratito por aquí, leyendo algunas tus entradas y en todas he aprendido algo nuevo.

    Felicidades, tienes un blog estupendo.

    Un beso

    ResponderEliminar
  2. ¡Te felicito!, me ha encantado esta entrada, es muy interesante. Voy a seguir revisando tu blog. ^^ Te sigo
    Un beso

    ResponderEliminar
  3. Hola Iris y Maristher me complace mucho poner aunque sea un grano de arena para ayudar a otras escritoras noveles como yo en la misma aventura.
    Siempre digo que mis consejos son desde mi experiencia y por lo que he pasado escribiendo.
    Espero poder verlas más a menudo por aquí
    Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares