Relato participante en el concurso Entre Café y Martinis: Una noches entre sueños y alegrías

Hace algunas semanas el blog Leyendo romance y yo hicimos un concurso. Se trataba de escribir un relato de como sería la noche ideal para compartir con amigas entre cafés y martinis. El premio sería un libro de "Café y Martinis".
Bueno, aquí les presento uno de los relatos, que aunque no fue el ganador, su autora muy amablemente lo cedió para que fuera publicado en este blog.
¿Cómo sería tu noche ideal entre cafés y martinis?

Una noches entre sueños y alegrías 


En casa, o más bien un departamento a duras penas pagado la cuota mensual, dejé el
bolso de trabajo en la entrada junto a la puerta y armario. Los zapatos en el piso de la habitación
mientras me iba quitando la mínima joyería ejecutiva que tenía para no parecer tan simple día a
día en la oficina. “¡Listo!” me dije cuando pude quitarme las pulseras tintineantes de color azul,
blanco y rojo que llevaba puestas. La ropa había quedado al pie de la cama, la luego la
recogería, sino el tiempo se me iría en dejar todo pulcro... “Mañana es sábado, no trabajo,cuando llegué de que las chicas recojo”. Un baño de escasos minutos pero bien dado y ya salía
con el paño en el cuerpo y un gorro en la cabeza como las típicas doñas sifrinas para que no se
me mojara el cabello.
Me vestí como si fuera un avión, era lo práctico de pensar en el baño qué me iba a poner
y medir que no fuese revelador (porque debía volver a la oficina desconociendo qué babosos
tenían hoy guardia). Un leggin oscuro y una blusa verde esmeralda acompañados de accesorios
en contraste, tacones altos y un bolso de mano era en definitiva mi vestimenta nocturna; salí a
gran velocidad buscando un taxi que me llevara de regreso a la empresa. Un milagro había
ocurrido cuando llegué, uno de los pasantes que aún estaban ahí había encuadernado las
escasas 5 hojas del prototipo para mi y les estaba cerrando las grapas para poder dejarlo
terminado en mi escritorio.
Lo miré de lejos cuando éste reposa sus manos con la revista modelo y levantaba la
vista justo para toparse conmigo; le agradecí con un beso en la mejilla y él mirando como idiota,
quedo con las palabras atragantadas en la boca sin emitir sonido, aproveche su silencio para
despedirme no sin darle las gracias nuevamente.
Ocho y diez minutos. Antica...Aquellas chicas estaban en medio de una tertulia cuando un mesero se pasó por mi lado
con cuatro tragos. Sabía para quienes eran por lo que le llamé antes de que se acercara a ellas
y le quite la bandeja. El muchacho me observó, curioso de lo que haría.
Te
apuesto que son para aquella mesa dije
señalando a las tres chicas sentadas que
reían entre sí. Él me asintió y le añadí Tranquilo,
yo los llevo. Antes
de que hiciera ademán
para quitarme la bandeja completé ¿
Ves este martini? Pues es mío y te apuesto que dijeron
que era para una amiga que aún no llegaba pero que sabían que al traer el trago, ella estaría
aquí... pues ya ves... llegué dije
con la más sutil y cálida sonrisa. No era necesario estar
borracha para ser amable, era innato, estaba en mi gentilicio. Así que me puse la bandeja cual
mesera experimentada y me acerque a la mesa con el mesero detrás.
Bien
señoritas, aquí tienen: un martini para Joana, un café para Andrea porque aún su
hermana no le da permiso de beber y otro café para la aburrida de Nessa... ¡Ah ups, no debí
decirlo en voz alta! sin
embargo todas rieron, incluso el chico que esperaba su bandeja.
Tomé mi trago, di un sorbo, giré para devolverle el plato y luego de ello me senté a
disfrutar de la divina mezcla de ginebra, vermut y la ácida aceituna que me daba una estupenda
bienvenida al fin de semana.
¿Y bien? ¿Cual era la sorpresa, Joana...? Dime, ¿que haremos esta noche cerebro? bromeé.
Era la más animadas de todas, y tal vez por eso tampoco podían dejarme por fuera.
De todos modos, en conjunto representabamos el equilibrio perfecto en esta amistad: Joana era
la calculadora; Vanessa era la pesimista y “realista”; Andrea era... nunca supimos qué era, sólo
que siempre estuvo ahí así que le fue fácil unirsenos con su contraste loco japones emo aunque
ella no lo aceptara y... finalmente yo, que según ellas, era el pegamento, quien podía hacer que
todas nos pusieramos de acuerdo en los días más difíciles y hacer que las tres restantes
estuvieran con la de la desgracia. “Un mar de optimismo”, así me decían cuando querían
hacerme ver con mirada inquisitiva burlona.
La noticia y el motivo de tanta llamadera en el día era que Joana por fin se casaría con
César y no fue hasta esa reunión que la muy mugre nos soltó de la bomba. ¡Claro, todas
sabíamos que pasaría! Pero no había una forma de saber cuándo eso de verdad se llevaría a
cabo, y no lo hubiésemos esperado ahora. Cuando finalmente lo dijo, todas incluso
ellaal
compás del fin de una canción de fondo nos miramos con los ojos como platos, conteniendo las
ganas de gritar por la novia pero no pudimos…
El grito se oyó en todo el local (menos mal que era una terraza en el exterior) y todos los
asistentes giraron en redondo para ver “¡Quien había muerto!”. Acto seguido, tomamos nuestros
tragos, los chocamos entre sí y dimos fondo blanco a lo que restaba de ellos. Menos mal que el
mesero seguía atentamente mirando porque con un giro de dedo hacia arriba le indique “otra
ronda” mientras nos tomabamos de las manos alegrementes.
Por primera vez sería la madrina de una boda. Aquello era ilógico, digo, ahí estaba su
hermana. Pero bien me había advertido Joana una vez, que Andrea por ser la cupido del asunto
era la Dama de Honor mientras que yo era la madrina con el mejor amigo “baboso” de César
(no era algo gratificante pero él era lo de menos ese día, me decía mentalmente siempre para
apartar la idea de sus ojos en mi trasero). Aquello era no sólo alegría a Joana sino a las tres
restantes, que habían traído la otra ronda de tragos, y aún con el éxtasis en nuestras sonrisas
me abalance a hacer el primer brindis de la corte (suponiendo que Vanessa siguiera de pajecita
“con ventiviejos
de edad” pero era la más dulce del grupo... era “Nessa” con eso la
resumiamos).
Porque esta gran noticia no sólo se disfrute hoy sino todos los días de nuestras vidas,
porque las alegrías de una son las de todas y las tristezas son todas nuestras... respire
conteniendo las lágrimas de emoción Por
Joana y Cesar que aunque no esté aquí, es parte del
asunto desde hace años... ¡Salud!
Por razones aparentes todo rastro de otros comentarios ajenos a la boda iban tomando
un segundo plano, ciertamente todo nos importaba: lo nuevo, lo viejo, lo del día y hasta lo futuro
pero habíamos perdido el sentido del orden y empezamos a recordar hasta cuándo nos
conocimos las cuatro; cuando esos temas hasta de memoria ya nos lo sabíamos.
Pero algo que sí teníamos por seguro era que Joana, entre sus planes de despedida de
soltera (cuando tocara el día) tenía que hacer un recorrido de noche en el tranvía de la ciudad,
tomando todas, aunque sea una copa, martini y deleitandonos de las maravillosas luces que
nos adornan cada noche, descalzas caminando a lo largo del vagón gritando de cuanto en
cuanto bien sea “Que ella se casaba tal día” o a coro las canciones que seguramente la novia
pondría de su grupo favorito, Apocalyptica.


Por: Pergamino Con Tinta



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